

Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la
Biblia como su único credo. Las creencias fundamentales son extraídas y
enseñadas exclusivamente a través de las Sagradas Escrituras. Estas
creencias constituyen la percepción y expresión que la Iglesia sostiene
con respecto a lo que presenta la Palabra de Dios.
LA DOCTRINA DE DIOS
1. LA PALABRA DE DIOSLas Sagradas Escrituras,
el Antiguo y el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios escrita, dada
por inspiración divina por intermedio de santos hombres de Dios que
hablaron y escribieron al ser movidos por el Espíritu Santo. (II Pedro
1:20 y 21; II Tim. 3:16 y 17; Sal. 119:105; Provo 30:5 y 6; Isa. 8:20;
Juan 10:35; 17:17; I Tes. 2:13; Heb. 4:12).
2. LA DEIDADHay
un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, una unidad de tres personas
coeternas. Dios es inmortal, omnipotente, omnisciente, encima de todo, y
siempre presente. (Deut. 6:4; 29:29; Mat. 28:19; II Cor. 13:13; Efes.
4:4-6; I Pedro 1:2; I Tim. 1:17; Apoc. 14:6 y 7).
3. DIOS EL PADREDios,
el Eterno Padre, es el Creador, el Originador, el Mantenedor y el
Soberano de toda la creación. El es justo y santo, compasivo y clemente,
tardo en airarse, y grande en constante amor y fidelidad. (Gen. 1:1;
Apoc. 4:11; I Cor. 15:28; Juan 3:16; I Juan 4:8; I Tim. 1:17: Exo. 34:6
y7; Juan 14:9).
4. DIOS EL HIJODios, e1 Hijo
Eterno, se encarnó en Jesucristo. Por medio de El se crearon todas las
cosas, se reveló el carácter de Dios, se efectuó la salvación de la
humanidad y se juzga el mundo. Jesús sufrió y murió en la cruz por
nuestros pecados y en nuestro lugar, fue resucitado entre los muertos y
ascendió para administrar en el santuario celestial a nuestro favor.
Vendrá otra vez para la liberación final de su pueblo y la restauración
de todas las cosas. (Juan 1:1-3 y14; 5:22; Col. 1:15-19; Juan 10:30;
14:9; Rom. 5:18; 6:23; II Cor. 5:17-21; Lucas 1:35; Filip. 2:5-11; I
Cor. 15:3 y4; Heb. 2:9-18; 4:15; 7:25; 8:1 y2; 9:28; Juan 14:1-3; I Ped.
2:21; Apoc. 22:20).
5. DIOS EL ESPÍTITU SANTODios,
el Espíritu Santo, desempeñó una parte activa con el Padre y el Hijo en
la Creación, Encarnación y Redención. Inspiró a los escritores de las
Escrituras. Llenó de poder la vida de Cristo. Atrae y convence a los
seres humanos; y los que se muestran sensibles, son renovados y
transformados por El, a imagen de Dios. Concede dones espirituales a la
Iglesia. (Gen. 1:1 y 2; Lucas 1:35; II Pedro 1:21; Lucas 4:18; Hechos
10:38; II Cor. 3:18; Efes. 4:11 y 12; Amos 1:8; Juan 14:16-18 y 26;
15:26 y 27; 16:7-13; Rom. 1:1-4).
LA DOCTRINA DEL HOMBRE
6. LA CREACIÓNDios es el Creador de todas las
cosas y reveló en las Escrituras el relato autentico de Su actividad
creadora. En seis días hizo el Señor los Cielos y la Tierra y todo lo
que tiene vida sobre la Tierra, y descanso el séptimo día de esa primera
semana. (Gen. 1;2; Exo. 20:8-11; Sal. 19:1-6; 33:6 y 9; 104; Heb. 11:3;
Juan 1:1-3; Co!. 1:16 y 17).
7. LA NATURALEZA HUMANAEl
hombre y la mujer fueron formados a imagen de Dios con individualidad y
con el poder y la libertad de pensar y actuar. Como han sido creados
como seres libres, cada uno es una unidad indivisible de cuerpo, mente y
alma, y dependiente de Dios en cuanto a la vida, respiración y todo lo
demás. Cuando nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, negaron su
dependencia de El y cayeron de su elevada posición. La imagen de Dios
en ellos fue desfigurada, se volvieron mortales. Sus descendientes
comparten esa naturaleza caída y de sus consecuencias. (Gen. 1 :26-28;
2:7; Sal. 8:4,8; Hechos 17:24-28; Gen. 3; Sa!. 51:5; Rom. 5:12-17; II
Cor. 5:19 y20).
LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN
8. EL GRAN CONFLICTOToda la humanidad está
involucrada en un gran conflicto entre Cristo y Satanás, en cuanto al
carácter de Dios, Su Ley y Su soberanía sobre el Universo. Ese conflicto
se originó en el Cielo, cuando un ser creado, dotado de libertad de
elección, por exaltación propia, se convirtió en Satanás, el adversario
de Dios, y condujo la rebelión de una parte de los ángeles. El introdujo
el espíritu de rebelión en este mundo. Observado por toda la Creación,
este mundo se convirtió en el palco del conflicto universal, dentro del
cual será finalmente reivindicado el Dios de amor. (Apoc. 12:4-9; Isa.
14:12-14; Ezeq. 28:12-18; Gen. 3; Gen. 6-8; II Pedro 3:6; Rom. 1:19-32;
5:19-21; 8:19-22; Heb. 1 :4-14; I Cor. 4:9).
9. VIDA, MUERTE Y RESSURRECCIÓN DE CRISTOEn
la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, y en
Su sufrimiento, muerte y resurrección, Dios proveyó el Único medio de
expiación del pecado humano, de modo que los que aceptan esa expiación
por fe, puedan tener vida eterna, y toda la Creación comprenda mejor el
infinito y santo amor del Creador. (Juan 3:16; Isa. 53; II Cor. 5:14, 15
y 19-21; Rom. 1:4; 3:25; 4:25; 8:3 y 4; Filip. 2:6-11; I Juan 2:2;
4:10; Co!. 2:15).
10. LA EXPERIENCIA DE LA SALVACIÓNEn
infinito amor y misericordia, Dios permitió que Cristo se convirtiese
en pecado por nosotros, para que en El fuésemos hechos justicia de Dios.
Guiados por el Espíritu Santo reconocemos nuestra pecaminosidad, nos
arrepentimos de nuestras transgresiones y tenemos fe en Jesús como Señor
y Cristo, como Sustituto y Ejemplo. Esta fe que acepta la salvación,
viene del poder de la Palabra y es el don de la gracia de Dios. Por
medio de Cristo somos justificados y libertados del dominio del pecado.
Por medio del Espíritu, nacemos de nuevo y somos justificados.
Permaneciendo en El, participamos de la naturaleza divina y tenemos la
seguridad de la salvación, ahora y en el Juicio. (Sal. 27:1; Isa. 12:2;
Jonas 2:9; Juan 3:16; II Cor. 5:17-21; Gal. 1:4; 2:19 y 20; 3:13; 4:4-7;
Rom. 3:24-26; 4:25; 5:6-10; 8:1-4, 14, 15,26 y 27; 10:7; I Cor. 2:5;
15:3 y 4; I Juan 1:9; 2:1 y 2; Efes. 2:5-10; 3:16-19; Gal. 3:26; Juan
3:3-8; Mat. 18:3; I Pedro 1:23; 2:21; Heb. 8:7¬,12).
LA DOCTRINA DE LA IGLESIA
11. CRECIENDO EN CRISTOJesús triunfo sobre las
fuerzas del mal por su muerte en la cruz. Aquel que subyugó los
espíritus demoníacos durante su ministerio terrenal, quebrantó su poder y
aseguró su destrucción definitiva. La victoria de Jesús nos da la
victoria sobre las fuerzas malignas que todavía buscan controlarnos y
nos permite andar con el en paz, gozo y la certeza de su amor. El
espíritu Santo ahora mora dentro de nosotros y nos da poder. (Sal. 1: 1,
2; 23:4; 77:11, 12; Col. 1:13, 14; 2:6, 14, 15; Luc. 10:17-20; Efe.
5:19,20; 6:12-18; 1 Tes. 5:23; 2 Ped. 2:9; 3:18; 2 Cor. 3:17, 18; Fil.
3:7-14; 1 Tes. 5: 16-18; mat. 20:25-28; Juan 20:21; Gal. 5:22-25; Rom.
8:38, 39; 1 Juan 4:4; Heb. 10:25).
12. LA IGLESIALa
Iglesia es la comunidad de creyentes que confiesan a Jesucristo como
Señor y Salvador. Nos unimos para adorar, para comunión, para
instrucción en la Palabra, para celebrar la Cena del Señor, para el
servicio a toda la humanidad y para la proclamación mundial del
Evangelio. La Iglesia es la Familia de Dios. La Iglesia es el cuerpo de
Cristo. (Gen. 12:3; Hechos 7:38; Mat. 21:43; 16:13-20; Juan 20:21 y 22;
Hechos 1:8; Rom. 8:15¬17; I Cor. 12:13-27; Efes. 1:15 y 23; 2:12; 3:8-11
y 15; 4:11-15).
13. EL REMANENTE Y SU MISIÓNLa
Iglesia universal se compone de todos los que verdaderamente creen en
Cristo. En los últimos días, un remanente ha sido llamado, a fin de
guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Este remanente
anuncia la llegada de la hora del Juicio, proclama la salvación por
medio de Cristo y predice la aproximación de Su segundo advenimiento.
(Mar. 16:15; Mat. 28:18-20; 24:14; II Cor. 5:10; Apoc. 12:17; 14:6-12;
18:1-4; Efes. 5:22-27; Apoc. 21:1-14).
14. LA UNIDAD DEL CUERPO DE CRISTOLa
Iglesia es un cuerpo con muchos miembros, llamados de toda nación,
tribu, lengua y pueblo. Todos somos iguales en Cristo. Mediante la
revelación de Jesucristo en las Escrituras, compartimos la misma fe y
esperanza y extendemos un solo testimonio para todos. Esta unidad
encuentra su fuente en la unidad del Dios trino, que nos adoptó como Sus
hijos. (Sal. 133:1; I Cor. 12:12-14; Hechos 17:26 y 27; II Cor. 5:16 y
17; Gal. 3:27¬29; Col. 3:10-15; Efes. 4:1-6; Juan 17:20-23; Santiago
2:2~; I Juan 5:1).
15. EL BAUTISMOPor el
bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y en la resurrección de
Jesucristo y testimoniamos nuestra muerte al pecado y nuestro propósito
de andar en novedad de vida, siendo aceptados como miembros por Su
Iglesia. Y por inmersión en el agua se sigue la instrucción en las
Escrituras Sagradas y la aceptación de sus enseñanzas. (Mat. 3:13-16;
28:19 y 20; Hechos 2:38; 16:30-33; 22:16; Rom. 6:1-6; Gal. 3:27; I Cor.
12:13; Col. 2:12 y 13; I Pedro 3:21).
16. LA CENA DEL SEÑOR
La
Cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y de la
sangre de Jesús, como expresión de fe en El, nuestro Señor y Salvador.
La preparación incluye el examen de conciencia, el arrepentimiento y la
confesión. El Maestro instituyó la Ceremonia de lavamiento de pies para
representar renovada purificación, para expresar la disposición de
servir uno al otro en humildad semejante a la de Cristo, y para unir
nuestros corazones en amor. (Mat. 26:17-30; I Cor. 11:23-30; 10:16 y 17;
Juan 6:48-63; Apoc. 3:20; Juan 13:1-17).
17. DONES Y MINISTERIOS ESPIRITUALESDios
concede a todos los miembros de Su Iglesia, en todas las épocas, dones
espirituales. Siendo otorgados por la actuación del Espíritu Santo, el
cual distribuye a cada miembro como le place, los dones proveen todas
las aptitudes y ministerios que la Iglesia necesita para cumplir sus
funciones divinamente ordenadas. Algunos miembros son llamados por Dios y
dotados por el Espíritu para funciones reconocidas por la Iglesia en
ministerios pastorales, evangélicos, apostólicos y de enseñanza. (Rom.
12:4-8; I Cor. 12:9-11,27 y 28; Efes. 4:8 y 11-16; II Cor. 5:14-21;
Hechos 6:1-7; I Tim. 2:1-3; I Pedro 4:10 y 11; Col. 2:19; Mat.
25:31-36).
18. EL DON DE PROFECÍAUno de los
dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una
característica de la Iglesia remanente y creemos fue manifestado en el
ministerio de Ellen G. White. Como mensajera del Señor, sus escritos son
una continua y autorizada fuente que proporcionan consuelo,
orientación, instrucción y corrección a la Iglesia. (Joel 2:28 y 29
(Hechos 2:14-21; Heb. 1:1-3; Apoc. 12-17; 19:10).
LA DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA
19. LA LEY DE DIOSLos grandes principios de la
Ley de Dios son incorporados en los Diez Mandamientos y ejemplificados
en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y los propósitos de
Dios acerca de la conducta y de las relaciones humanas, y son validos a
todas las personas, en todas las épocas. Esos preceptos constituyen la
base del concierto de Dios con Su pueblo y la norma del juicio de Dios.
(Exo. 20:1-17; Mat. 5:17; Deut. 28:1-14; Sal. 19:7-13; Juan 14:15; Rom.
8:1-4; I Juan 5:3; Mat. 22:36-40; Efes. 2:8).
20. EL SÁBADOEl
bondadoso Creador, después de los seis días de la Creación, descanso el
séptimo día e instituyo el sábado para todas las personas, como
recordativo de la Creación. El cuarto mandamiento de la inmutable Ley de
Dios requiere la observancia de este sábado del séptimo día como día de
descanso, adoración y ministerio, en armonía con la enseñanza y
práctica
de Jesús, el Señor del Sábado. (Gen. 2: 1-3; Exo. 20:8-11; 31: 12-17;
Lucas 4: 16; Heb. 4:1-11; Deut. 5:12-15; Isa. 56:5 y 6; 58:13 y 14; Lev.
23:32; Mar. 2:27 y 28).
21. MAYORDOMÍASomos
mayordomos de Dios, responsables por el uso apropiado del tiempo y de
las oportunidades, capacidades y posesiones, y de las bendiciones de la
Tierra y sus recursos que El colocó bajo nuestro cuidado. Reconocemos el
derecho de propiedad de parte de Dios, por medio del fiel servicio a El
y a nuestros semejantes, y devolviendo los diezmos y dando ofrendas
para la proclamación de Su Evangelio y para la manutención y el
crecimiento de Su iglesia. (Gen. 1:26-28; 2:15; Hageo 1:3-11; Mal.
3:8-12; Mat. 23:23; I Cor. 9:9-14).
22. LA CONDUCTA CRISTIANASomos
llamados para ser un pueblo piadoso, que piensa, siente y actúa de
acuerdo con los principios del Cielo. Para que el Espíritu recree en
nosotros el carácter de nuestro Señor, solo nos involucramos con
aquellas cosas que producirán en nuestra vida, pureza, salud y alegría
semejantes a las de Cristo. (I Juan 2:6; Efes. 5:1-13; Rom. 12: 1 y 2; I
Cor. 6:19 y 20; 10:31; I Tim. 2:9 y 10; Lev. 11:1-47; II Cor. 7:1; I
Pedro 3:1-4; II Cor. 10:5; Filip. 4:8).
23. EL MATRIMONIO Y LA FAMILIAEl
casamiento fue divinamente establecido en el Edén y confirmado por
Jesús como unión vitalicia entre un hombre y una mujer, en amoroso
compañerismo. Para el cristiano, el compromiso matrimonial es con Dios, y
con el cónyuge, y solamente debe ser asumido entre parejas que
comparten la misma fe. Referente a1 divorcio, Jesús enseñó que la
persona que se divorcia del cónyuge, a no ser por causa de fornicación, y
se casa con otro, comete adulterio. Dios bendice a la familia y quiere
que sus miembros se ayuden uno al otro a alcanzar completa madurez. Los
padres deben educar sus hijos a amar al Señor y a obedecerle. (Gen.
2:18-25; Deut. 6:5-9; Juan 2:1-11; Efes. 5:21-33; Mat. 5:31 y 32;
19:3-9; Provo 22:6; Efes. 6:1-4; Mal. 4:5 y 6; Mar. 10:11 y 12; Lucas
16:18; I Cor. 7:10 y 11).
LA DOCTRINA DE LOS ACONTECIMIENTOS FINALES
24. EL MINISTERIO DE CRISTO EN EL SANTUARIO CELESTIALHay
un santuario en el Cielo. En el, Cristo intercede en nuestro favor,
haciendo accesibles a los creyentes los beneficios de Su sacrificio
expiatorio ofrecido una vez por todas, en la cruz. El es nuestro gran
Sumo Sacerdote y comenzó Su ministerio intercesor en ocasión de Su
ascensión. En 1844, a final del periodo profético de los 2.300 días,
inició la segunda y ultima etapa de Su ministerio expiatorio. El juicio
investigador revela a los seres celestiales quien entre los muertos será
digno de formar parte en la primera resurrección. También se hace
manifiesto quien, entre los vivos, esta preparado para la traslación a
Su reino eterno. La terminación del ministerio de Cristo señalará el fin
del tiempo de gracia para los seres humanos, antes del Segundo
advenimiento. (Heb. 1 :3; 8:1-5; 9:11-28; Dan. 7:9-27; 8:13 y 14;
9:24-27; Num. 14:34; Ezeq. 4:6; Mal. 3:1; Lev. 16; Apoc. 14:12; 20:12;
22:12)
25. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTOLa
segunda venida de Cristo es la bendita esperanza de la Iglesia. La
venida del Salvador será literal, personal, visible y universal. (Tito
2: 13; Juan 14: 1-3; Hechos 1:9-11; I Tes. 4:16 y 17; 1 Cor. 15:51-54;
II Tes. 2:8; Mat. 24; Mar. 13; Lucas 21; II Tim. 3:1-5; Joel 3:9-16;
Heb. 9:28).
26. MUERTE Y RESURRECCIÓNEl
salario del pecado es la muerte. Pero Dios, el único que es inmortal,
concede vida eterna a Sus redimidos. Hasta aquel día, la muerte es un
estado inconsciente para todas las personas. (I Tim. 6:15 y 16; Rom.
6:23; ICor. 15:51-54; Ec1es. 9:5 y 6; Sal. 146:4; 1 Tes. 4:13-17; Rom.
8:35-39; Juan 5:28 y 29; Apoc. 20:1-10; Juan 5:24).
27. EL MILENIO Y EL FIN DEL PECADOEl
milenio es el reinado de mil años de Cristo con Sus santos, en el
Cielo, entre la primera y la segunda resurrección. Durante este tiempo
serán juzgados los impíos muertos. Al fin de ese período, Cristo con Sus
Santos y la Ciudad Santa descenderá del Cielo a la Tierra. Los impíos
muertos serán entonces resucitados y, con Satanás y sus ángeles,
cercaran la ciudad; pero el fuego de Dios los consumirá y purificará la
Tierra. EI Universo quedará eternamente libre del pecado y de los
pecadores. (Apoc. 20; Zac. 14: 1¬4; Mal. 4:1; Jer. 4:23-26; I Cor. 6; II
Pedro 2:4; Ezeq. 28:18; II Tes. 1:7-9; Apoc. 19:17, 18 y 21).
28. LA NUEVA TIERRAEn
la Nueva Tierra, en la que habita la justicia, Dios proveerá un hogar
eterno para los redimidos y un ambiente perfecto para vida, amor,
alegría y aprendizaje eternos, en Su presencia. (II Pedro 3:13; Gen.
17:1-8; Isa. 35; 65:17-25; Mat. 5:5;